Cómo proteger a tu matrimonio de la ira |
La ira es inevitable. Es una respuesta normal. Nunca serás tan espiritual como para no enojarte. Hasta Jesús se enojó alguna vez. Los matrimonios más firmes que conoces, tienen enojos.
La ira que ocurre hoy es manejable. No hay nada malo en ella. Pero la ira de ayer es una cosa muy peligrosa. Por eso la Biblia aconseja en Efesios 4: 26-27: " Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo."
Si la ira no se trata, puede llegar a ser tóxica y destructiva. Se puede endurecer el corazón. Tiene que ser resuelta en forma inmediata. Si no se trata, y si se deja que el sol "baje" en ella, entonces crece en intensidad para la próxima vez.
Dios nunca nos diseñó para ser un depósito para la ira. Estamos hechos para que la cólera entre por un breve tiempo, y luego se vaya. Es por eso que la Biblia es tan insistente en el perdón, porque no podemos soportarla. La falta de perdón y la ira reprimida son corrosivos en cada nivel.
La ira conduce a todo un sistema de pensamientos,
miedo, acusaciones y orgullo que pueden crear una barrera destructiva entre tu cónyuge y tú. Cada vez que llega la ira y no se trata, ese muro crece más alto.
¿Cómo resolver la ira en el matrimonio?
En primer lugar, tenemos que elegir el lugar y tiempo correctos.
No lo hagas en presencia de los niños. Tus hijos necesitan ver que te relacionas y hablas las cosas, pero los problemas graves se deben manejar en privado cuando sus emociones están bajo control.
En segundo lugar, comenzar cada enfrentamiento con la afirmación. La investigación indica que una conversación nunca se eleva por encima del nivel de los primeros tres minutos. La manera de empezar a hablar el uno al otro determina cómo se pondrá fin a la conversación. Si comienzas con amenazas, ya has creado un tono negativo para la conversación. En cambio, comienza diciendo, "Te amo y me alegro de que nos hayamos casdo, pero necesito hablar contigo acerca de algo." Estamos hechos a imagen de Dios, y el Salmo 100 dice que entramos en sus atrios con alabanza, con palabras positivas.
Por último, comunica tu queja sin juicios fijos o interpretaciones. Hay una diferencia entre quejarse y criticar. Quejarse es hablar de mí y de mis sentimientos, pero sin interpretarlo, porque no sé lo que está en tu corazón.
Criticar es un ataque. Soy yo que dice cómo se siente el otro y es mi interpretación de sus motivos. Esto hace que la otra persona esté a la defensiva. Las quejas deben ser sobre un tema específico ("Tú has dicho esto y me hizo sentir estresado") en lugar de una global ("Nunca haces nada por aquí").
A modo de síntesis:
No te vayas a la cama enojado. Cree en su matrimonio un patrón de hábito de tratar con él todos los días. Cuando te ocupas de los conflictos, hazlo de la manera correcta: con respeto, con amabilidad y un corazón tierno.
No serás capaz de evitar la ira, pero se pueden evitar sus cualidades destructivas al nunca dejar que se agraven. Que no se ponga el sol sobre vuestro enojo.
♥ El matrimonio es diseño de Dios ♥
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3 Claves para resolver la ira en tu matrimonio
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Oleh
Pat