Si dos de vosotros se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por mi Padre. Mateo 18:19
Si alguien te dijera que al cambiar una sola cosa en tu matrimonio podrías garantizar casi con toda seguridad una mejora significativa en la vida con tu cónyuge,
al menos querrías saber de qué se trata. Y en el caso de muchas parejas piadosas, esa “única cosa” es la práctica diaria de la oración juntos.
Para una persona que tiende a quitarle importancia a las cuestiones espirituales, esto parece bastante ridículo. Y si le dijeran que la oración en conjunto es un ingrediente clave para la longevidad matrimonial y que realza la intimidad sexual, pensaría que exageraron demasiado. Sin embargo, la unidad que crece entre un hombre y una mujer que oran juntos en forma regular, forma una conexión intensa y poderosa. Dentro del santuario del matrimonio, orar juntos puede hacer maravillas en todas las áreas de la relación.
Cuando se unieron como esposo y esposa, Dios les dio un regalo de bodas: un compañero de oración para toda la vida. Cuando necesitas sabiduría para determinada decisión, tú y tu compañero de oración pueden buscar juntos a Dios para encontrar la respuesta. Cuando luchas con tus propios temores e inseguridades, tu compañero de oración puede tomarte de la mano e interceder por ti. Cuando no se llevan bien con tu cónyuge y no pueden superar una discusión o un escollo en particular, pueden tomarse un descanso, dejar las armas y entrar en oración de emergencia. Esto debería transformarse en tu reflejo automático cuando no sabes qué más hacer.
Es difícil permanecer enojado con alguien con quien estás orando. Es difícil no retroceder cuando escuchas a tu cónyuge clamar a Dios humillado y rogarle misericordia en medio de la acalorada crisis entre ustedes. En oración, dos personas recuerdan que Dios las ha transformado en una. Y con la unidad que trae su presencia, la discordia se transforma en belleza.
Orar por tu cónyuge hace que tu corazón se interese más por él. Sin embargo, lo más importante es que a Dios le agrada verlos humillarse y buscar su rostro juntos. Sus bendiciones se derraman sobre ustedes cuando se ponen de acuerdo en oración.
La palabra que Jesús usó cuando habló sobre “ponerse de acuerdo” en oración lleva la idea de una sinfonía armónica-Dos notas separadas que se tocan una a la vez suenan distintas; son opuestas. Y si las tocas al mismo tiempo (de acuerdo), pueden crear una sensación agradable de armonía. Juntas, proporcionan un sonido más pleno y completo que si suenan en forma independiente.
Ponerse de acuerdo en oración es así… aun en medio del desacuerdo. Vuelve a colocarlos a los dos en su verdadero centro. Les proporciona un área de consenso, cara a cara frente al Padre. Restaura la armonía en medio de la discusión.
La iglesia (la cual, en las Escrituras, tiene una connotación matrimonial con Cristo) a veces puede ser un lugar en donde reine el conflicto. La discordia que suele generarse por distintas razones puede descarrilar a la iglesia de su misión y perturbar el libre flujo de adoración y unidad. A veces, los líderes piadosos se dan cuenta de lo que sucede, les ponen fin a las discusiones y llaman al pueblo de Dios a la oración. En lugar de c0ntinuar la discordia y permitir que haya más sentimientos heridos, buscan la unidad al volver sus corazones hacia Dios y pedirle ayuda.
Lo mismo sucede en nuestros hogares cuando interviene la oración, aun en los momentos culminantes del desacuerdo. La oración detiene la hemorragia; acalla las voces fuertes; hace que te detengas y comprendas en la presencia de quién estás.
Sin embargo, la oración hace mucho más que detener peleas. Es un privilegio para disfrutarlo en forma constante, a diario. Cuando sepas que antes de ir a dormir te espera un tiempo de oración, cambiará la manera en que pasas la velada. Aunque sus oraciones juntos en general sean cortas y concisas, tu día podrá girar alrededor de esta cita permanente y hacer que Dios se mantenga en el medio de todo.
Es cierto, comenzar un hábito como este puede parecer difícil e incómodo. Cualquier cosa de esta envergadura te abrumará con su peso y su responsabilidad cuando intentes ponerla en práctica; pero recuerda que Dios desea que estés con Él (en verdad, te invita) y te hará crecer a medida que lo tomes en serio y dejes atrás los momentos en los que no sabes qué decir.
Recordarás este hilo en común que atravesó todo, desde los días comunes y corrientes hasta las decisiones importantes, y estarás sumamente agradecido por esta “única cosa” que cambió todo. Es un área en donde es fundamental que estés de acuerdo para ponerte de acuerdo.
PREGÚNTALE A TU CÓNYUGE SI PUEDEN COMENZAR A ORAR JUNTOS. DECIDAN CUÁL ES EL MEJOR MOMENTO PARA HACERLO, YA SEA POR LA MAÑANA, A LA HORA DE ALMORZAR O ANTES DE IRSE A DORMIR. USEN ESTE TIEMPO PARA CONFIARLE AL SEÑOR LAS INQUIETUDES, LOS DESACUERDOS Y LAS NECESIDADES. NO OLVIDEN DARLE GRACIAS POR SU PROVISIÓN Y SUS BENDICIONES. AUN SI TU CÓNYUGE SE NIEGA A HACERLO, DECIDE PASAR ESTE MOMENTO DIARIO EN ORACIÓN A SOLAS.
¿Qué puedes hacer para que tu cónyuge esté dispuesto a comenzar a orar contigo? Si se pusieron de acuerdo para orar, ¿cómo resultó? ¿Qué aprendieron de esta experiencia?
Mi oración llega ante ti por la mañana. Salmo 88:13
al menos querrías saber de qué se trata. Y en el caso de muchas parejas piadosas, esa “única cosa” es la práctica diaria de la oración juntos.
Para una persona que tiende a quitarle importancia a las cuestiones espirituales, esto parece bastante ridículo. Y si le dijeran que la oración en conjunto es un ingrediente clave para la longevidad matrimonial y que realza la intimidad sexual, pensaría que exageraron demasiado. Sin embargo, la unidad que crece entre un hombre y una mujer que oran juntos en forma regular, forma una conexión intensa y poderosa. Dentro del santuario del matrimonio, orar juntos puede hacer maravillas en todas las áreas de la relación.
Cuando se unieron como esposo y esposa, Dios les dio un regalo de bodas: un compañero de oración para toda la vida. Cuando necesitas sabiduría para determinada decisión, tú y tu compañero de oración pueden buscar juntos a Dios para encontrar la respuesta. Cuando luchas con tus propios temores e inseguridades, tu compañero de oración puede tomarte de la mano e interceder por ti. Cuando no se llevan bien con tu cónyuge y no pueden superar una discusión o un escollo en particular, pueden tomarse un descanso, dejar las armas y entrar en oración de emergencia. Esto debería transformarse en tu reflejo automático cuando no sabes qué más hacer.
Es difícil permanecer enojado con alguien con quien estás orando. Es difícil no retroceder cuando escuchas a tu cónyuge clamar a Dios humillado y rogarle misericordia en medio de la acalorada crisis entre ustedes. En oración, dos personas recuerdan que Dios las ha transformado en una. Y con la unidad que trae su presencia, la discordia se transforma en belleza.
Orar por tu cónyuge hace que tu corazón se interese más por él. Sin embargo, lo más importante es que a Dios le agrada verlos humillarse y buscar su rostro juntos. Sus bendiciones se derraman sobre ustedes cuando se ponen de acuerdo en oración.
La palabra que Jesús usó cuando habló sobre “ponerse de acuerdo” en oración lleva la idea de una sinfonía armónica-Dos notas separadas que se tocan una a la vez suenan distintas; son opuestas. Y si las tocas al mismo tiempo (de acuerdo), pueden crear una sensación agradable de armonía. Juntas, proporcionan un sonido más pleno y completo que si suenan en forma independiente.
Ponerse de acuerdo en oración es así… aun en medio del desacuerdo. Vuelve a colocarlos a los dos en su verdadero centro. Les proporciona un área de consenso, cara a cara frente al Padre. Restaura la armonía en medio de la discusión.
La iglesia (la cual, en las Escrituras, tiene una connotación matrimonial con Cristo) a veces puede ser un lugar en donde reine el conflicto. La discordia que suele generarse por distintas razones puede descarrilar a la iglesia de su misión y perturbar el libre flujo de adoración y unidad. A veces, los líderes piadosos se dan cuenta de lo que sucede, les ponen fin a las discusiones y llaman al pueblo de Dios a la oración. En lugar de c0ntinuar la discordia y permitir que haya más sentimientos heridos, buscan la unidad al volver sus corazones hacia Dios y pedirle ayuda.
Lo mismo sucede en nuestros hogares cuando interviene la oración, aun en los momentos culminantes del desacuerdo. La oración detiene la hemorragia; acalla las voces fuertes; hace que te detengas y comprendas en la presencia de quién estás.
Sin embargo, la oración hace mucho más que detener peleas. Es un privilegio para disfrutarlo en forma constante, a diario. Cuando sepas que antes de ir a dormir te espera un tiempo de oración, cambiará la manera en que pasas la velada. Aunque sus oraciones juntos en general sean cortas y concisas, tu día podrá girar alrededor de esta cita permanente y hacer que Dios se mantenga en el medio de todo.
Es cierto, comenzar un hábito como este puede parecer difícil e incómodo. Cualquier cosa de esta envergadura te abrumará con su peso y su responsabilidad cuando intentes ponerla en práctica; pero recuerda que Dios desea que estés con Él (en verdad, te invita) y te hará crecer a medida que lo tomes en serio y dejes atrás los momentos en los que no sabes qué decir.
Recordarás este hilo en común que atravesó todo, desde los días comunes y corrientes hasta las decisiones importantes, y estarás sumamente agradecido por esta “única cosa” que cambió todo. Es un área en donde es fundamental que estés de acuerdo para ponerte de acuerdo.
PREGÚNTALE A TU CÓNYUGE SI PUEDEN COMENZAR A ORAR JUNTOS. DECIDAN CUÁL ES EL MEJOR MOMENTO PARA HACERLO, YA SEA POR LA MAÑANA, A LA HORA DE ALMORZAR O ANTES DE IRSE A DORMIR. USEN ESTE TIEMPO PARA CONFIARLE AL SEÑOR LAS INQUIETUDES, LOS DESACUERDOS Y LAS NECESIDADES. NO OLVIDEN DARLE GRACIAS POR SU PROVISIÓN Y SUS BENDICIONES. AUN SI TU CÓNYUGE SE NIEGA A HACERLO, DECIDE PASAR ESTE MOMENTO DIARIO EN ORACIÓN A SOLAS.
¿Qué puedes hacer para que tu cónyuge esté dispuesto a comenzar a orar contigo? Si se pusieron de acuerdo para orar, ¿cómo resultó? ¿Qué aprendieron de esta experiencia?
Mi oración llega ante ti por la mañana. Salmo 88:13
Puedes ver todos los desafíos diarios en la siguiente lista: toca el título que quieras leer.
El desafío del amor - 40 días
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El amor se pone de acuerdo en la oración - Día 37 de El Desafío del amor
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