Cuando falta el consejo fracasan los planes; cuando abunda el consejo prosperan.
Proverbios 15:22 NVI
Los árboles gigantescos de secoya se elevan cientos de metros en el aire y resisten presiones ambientales intensas. Los rayos pueden golpearlos, pueden soplar vientos intensos y los incendios forestales pueden arder a su alrededor. Sin embargo la secoya resiste firme, y se fortalece durante las pruebas.
Uno de los secretos de la fuerza de este árbol gigante es lo que sucede bajo la superficie. A diferencia de muchos árboles, se extiende hacia afuera y entrelaza sus raíces con las secoyas que lo rodean. Cada uno recibe poder y refuerzos con la fortaleza de los demás.
El secreto de la secoya también es una clave para mantener un matrimonio fuerte y saludable. La pareja que enfrenta problemas sola tiene más probabilidades de derrumbarse en los momentos difíciles. Sin embargo, las que entrelazan sus vidas en una red de otros matrimonios fuertes, aumentan en forma radical sus posibilidades de sobrevivir a la tormenta más intensa. Es fundamental que los esposos busquen consejos piadosos, amistades saludables y mentores experimentados.
Todos necesitamos el consejo sabio a lo largo de la vida. Las personas sabias lo buscan constantemente y lo reciben con alegría. Los necios nunca lo buscan y lo ignoran cuando se lo dan.
Como explica claramente la Biblia: “Al necio le parece bien lo que emprende, pero el sabio atiende al consejo” (Proverbios 12:15).
Obtener el consejo sabio es como tener un mapa de carretera detallado y una guía personal mientras se realiza un viaje largo y desafiante. Puede significar la diferencia entre el éxito continuo o la destrucción de otro matrimonio. Es vital que invites a parejas fuertes a que te comuniquen la sabiduría que han obtenido a través de sus propios logros y fracasos.
¿Para qué gastar años de tu vida aprendiendo lecciones dolorosas cuando puedes descubrir esas mismas verdades en unas horas de consejo sabio? ¿Por qué no cruzar los puentes que otros han construido? La sabiduría es más valiosa que el oro. No recibirla es como dejar caer monedas invalorables de entre los dedos.
Los buenos mentores del matrimonio te advienen antes de tomar una mala decisión. Te alientan cuando estás listo para darte por vencido. Y te animan cuando alcanzas nuevos niveles de intimidad en tu matrimonio.
¿Hay alguna pareja mayor o algún amigo del mismo sexo a quien puedas acudir para pedir buenos consejos, apoyo en oración y rendir cuentas en forma regular? ¿Hay alguien en tu vida que te trate con imparcialidad y franqueza?
Tú y tu cónyuge necesitan contar con esta clase de amigos y mentores en forma constante. La Biblia dice: “Exhortaos los unos a los otros cada día [...] no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado”(Hebreos 3:13). Muchas veces, podemos aislarnos de los demás. Si no tenemos cuidado, podríamos alejar de nosotros a las personas que más nos aman.
Debes protegerte contra los que te influencian para mal. Todos tienen una opinión y algunas personas te alentarán a actuar en forma egoísta, te alentarán a dejar a tu pareja para buscar tu propia felicidad. Ten cuidado y no escuches el consejo de aquellos que no tienen un buen matrimonio.
Si tu matrimonio pende de un hilo o ya se dirige hacia el divorcio debes detener todo y buscar el consejo sólido lo más rápido posible. Llama a un pastor, a un terapeuta que crea en la Biblia o a un consejero matrimonial hoy mismo. Por más que al principio sea incómodo abrirte con un extraño con respecto a tu vida, cada segundo que pase y cada sacrificio que hagas por tu matrimonio valdrán la pena. Aún si tienes una relación bastante estable, tienes la misma necesidad de mentores sinceros y francos: personas que renueven tus fuerzas para seguir adelante y te ayuden a mejorar aun más tu matrimonio.
¿Cómo eliges un buen mentor? Debes buscar una persona que tenga la clase de matrimonio que tú quieres; una persona que ponga a Cristo antes que a todas las demás cosas. Debes buscar alguien que no viva según sus propias opiniones sino según la Palabra inmutable de Dios. Y en la mayoría de los casos, se alegrará de que hayas pedido ayuda. Comienza a orar para que Dios envíe esta persona a tu vida. Luego, escoge un momento para encontrarte con ella y hablar.
Si no te parece demasiado importante, sería una buena idea que te preguntaras por qué. ¿Tienes algo que esconder? ¿Tienes miedo de sentirte avergonzado? ¿Crees que tu matrimonio está exento de la necesidad de ayuda de afuera? ¿No te resulta atractivo zambullirte en un río de influencias positivas? No seas el capitán de otro divorcio titánico al ignorar las señales de advertencia que te rodean, cuando podrías haber recibido ayuda.
Aquí tienes un recordatorio importante de las Escrituras: “Cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí mismo” (Romanos 14:12). Es un compromiso que no podemos romper. Y aunque al final, todos somos responsables de la manera en que lo abordamos, podemos recibir toda la ayuda que los demás puedan dar. Quizá sea la influencia relacional que lleve a tu matrimonio a pasar de mediocre a maravilloso.
BUSCA UN MENTOR PARA TU MATRIMONIO: UN BUEN CRISTIANO QUE SEA SINCERO Y AMOROSO CONTIGO. SI TE PARECE QUE ES NECESARIA LA TERAPIA, DA EL PRIMER PASO Y CONCIERTA UNA CITA. DURANTE ESTE PROCESO, PÍDELE A DIOS QUE DIRIJA TUS DECISIONES Y TE DÉ DISCERNIMIENTO.
¿A quién elegiste? ¿Por qué escogiste esa persona? ¿Qué esperas aprender de ella?
En la abundancia de consejeros está la victoria. Proverbios 11:14
Puedes ver todos los desafíos diarios en la siguiente lista: toca el título que quieras leer.
El desafío del amor - 40 días
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