Bienaventurado el hombre que halla sabiduría y el hombre que adquiere entendimiento.
Proverbios 3:13
Nos gusta descubrir todo lo que podemos sobre las cosas que nos importan de verdad. Si se trata de nuestro equipo de fútbol preferido, leeremos todo artículo que nos ayude a saber cómo se desarrolla. Si se trata de cocina, veremos los canales que revelan las mejores técnicas de parrilla o recetas de postres. Si un tema nos resulta atractivo, prestaremos atención cada vez que surja. De hecho, a menudo es un área de estudio personal.
Por supuesto, está bien tener intereses ajenos al matrimonio y saber mucho sobre ciertas cuestiones. Sin embargo es aquí donde el amor haría la siguiente pregunta: ¿Cuánto sabes con respecto a tu pareja? Piensa en la época en la que eran novios. ¿Acaso no estudiabas a la persona por quien tu corazón latía?
Cuando un hombre intenta ganar el corazón de una mujer, la estudia. Descubre lo que le gusta, lo que no le gusta, sus hábitos y sus pasatiempos; pero una vez que gana su corazón y se casa, a menudo deja de descubrir cosas sobre ella. El misterio y
el desafío de conocerla parecen menos intrigantes, y sus intereses comienzan a desviarse hacia otras áreas.
A menudo, también es cierto en el caso de las mujeres, quienes al principio admiran y respetan al hombre con el cual quieren estar. Y luego del matrimonio, esos sentimientos comienzan a desvanecerse, a medida que la realidad revela que su príncipe es un hombre con imperfecciones y muchos defectos.
Sin embargo, tu cónyuge todavía tiene misterios escondidos para descubrir. Si logras comprender esto, será una ayuda para unirlos más a los dos. Incluso puede traerte favor a los ojos de tu pareja. «El buen entendimiento produce favor» (Proverbios 13:15).
Considera el siguiente punto de vista: si todo lo que estudiaste de tu cónyuge antes de casarte fuera equivalente al certificado de la escuela secundaria, entonces deberías seguir aprendiendo sobre tu pareja h
asta obtener un título universitario, una maestría y por último, un doctorado.
Imagínalo como un viaje que dura toda la vida, el cual te acerca cada vez más a tu cónyuge.
• ¿Sabes cuáles son sus mayores esperanzas y sus sueños?
• ¿Comprendes bien cómo prefiere dar y recibir amor?
• ¿Conoces los mayores temores de tu cónyuge y por qué lucha con ellos?
Uno de los problemas que impide tener una buena relación con tu cónyuge es que sencillamente no lo comprendes. Es probable que reaccione en forma muy distinta a ti frente a ciertas situaciones, y no comprendes por qué.
Estas diferencias (aun las que son relativamente insignificantes) pueden ser causa de muchas peleas y conflictos en tu matrimonio. Esto se debe a que, como dice la Biblia, tenemos la tendencia de «maldecir» las cosas que no emendemos (Judas 10 NVI).
Los gustos y las preferencias de tu cónyuge tienen sus razones. Cada matiz de su carácter tiene como trasfondo una historia. Cada elemento que conforma su identidad y su manera de pensar se expresa en una serie de principios guía, los cuales a menudo solo tienen sentido para la persona que los sostiene; pero vale la pena tomarse el tiempo para estudiar por qué es de esa manera. Si extrañas el nivel de intimidad que supiste tener con tu cónyuge, una buena manera de volver a ganar su corazón es comprometiéndote a conocerlo. Estúdialo. Léelo como a un libro que intentas comprender.
Haz preguntas. La Biblia dice: “El oído del sabio busca el conocimiento” (Proverbios 18:I5). El amor torna la iniciativa de comenzar las conversaciones. Tu cónyuge necesita saber que tu deseo de comprenderlo es auténtico y genuino, sólo así podrás lograr que se abra. Escucha. “Los sabios atesoran conocimiento, pero la boca del necio es ruina cercana” (Proverbios 10:14). El objetivo de comprender a tu cónyuge es escucharlo, no decirle lo que piensas. Aun si no es demasiado conversador, el amor te llama a sacar las “aguas profundas” que viven en él (Proverbios 20:5).
Pídele discernimiento a Dios. “Porque el Señor da sabiduría, de su boca vienen el conocimiento y la inteligencia” (Proverbios 2:6). Las diferencias entre los sexos, trasfondos familiares y las distintas experiencias pueden nublar tu capacidad para conocer el corazón y las motivaciones de tu cónyuge. Sin embargo, Dios da sabiduría. El Señor te mostrará lo que necesitas para saber cómo amar mejor a tu cónyuge. “Con sabiduría se edifica una casa, y con prudencia se afianza; con conocimiento se llenan las cámaras de todo bien preciado y deseable” (Proverbios 24:3-4). Hay una profundidad de belleza y significado dentro de tu esposa o tu esposo, que te sorprenderá a medida que descubras más al respecto. Entra en el misterio con esperanza y entusiasmo. Desea conocer a esta persona aún mejor de lo que ya la conoces. Transfórmala en tu campo de estudio elegido, y llenarás tu hogar con las riquezas que solo el amor puede generar.
Prepara una cena especial en tu casa, sólo para ustedes dos. La cena puede ser tan especial como quieras. Dedica este tiempo a conocer mejor a tu cónyuge, quizá en áreas de las cuales no han hablado casi nunca. Decide qué sea una noche agradable para los dos.
¿Qué descubriste de tu cónyuge que no sabías? ¿Cómo podrías continuar en otra ocasión, de otras maneras, este proceso de descubrimiento? ¿Qué momentos hicieron que esta noche fuera memorable?
Adquiere sabiduría, y con todo lo que obtengas adquiere inteligencia. (Proverbios 4:7)
Imagínalo como un viaje que dura toda la vida, el cual te acerca cada vez más a tu cónyuge.
• ¿Sabes cuáles son sus mayores esperanzas y sus sueños?
• ¿Comprendes bien cómo prefiere dar y recibir amor?
• ¿Conoces los mayores temores de tu cónyuge y por qué lucha con ellos?
Uno de los problemas que impide tener una buena relación con tu cónyuge es que sencillamente no lo comprendes. Es probable que reaccione en forma muy distinta a ti frente a ciertas situaciones, y no comprendes por qué.
Estas diferencias (aun las que son relativamente insignificantes) pueden ser causa de muchas peleas y conflictos en tu matrimonio. Esto se debe a que, como dice la Biblia, tenemos la tendencia de «maldecir» las cosas que no emendemos (Judas 10 NVI).
Los gustos y las preferencias de tu cónyuge tienen sus razones. Cada matiz de su carácter tiene como trasfondo una historia. Cada elemento que conforma su identidad y su manera de pensar se expresa en una serie de principios guía, los cuales a menudo solo tienen sentido para la persona que los sostiene; pero vale la pena tomarse el tiempo para estudiar por qué es de esa manera. Si extrañas el nivel de intimidad que supiste tener con tu cónyuge, una buena manera de volver a ganar su corazón es comprometiéndote a conocerlo. Estúdialo. Léelo como a un libro que intentas comprender.
Haz preguntas. La Biblia dice: “El oído del sabio busca el conocimiento” (Proverbios 18:I5). El amor torna la iniciativa de comenzar las conversaciones. Tu cónyuge necesita saber que tu deseo de comprenderlo es auténtico y genuino, sólo así podrás lograr que se abra. Escucha. “Los sabios atesoran conocimiento, pero la boca del necio es ruina cercana” (Proverbios 10:14). El objetivo de comprender a tu cónyuge es escucharlo, no decirle lo que piensas. Aun si no es demasiado conversador, el amor te llama a sacar las “aguas profundas” que viven en él (Proverbios 20:5).
Pídele discernimiento a Dios. “Porque el Señor da sabiduría, de su boca vienen el conocimiento y la inteligencia” (Proverbios 2:6). Las diferencias entre los sexos, trasfondos familiares y las distintas experiencias pueden nublar tu capacidad para conocer el corazón y las motivaciones de tu cónyuge. Sin embargo, Dios da sabiduría. El Señor te mostrará lo que necesitas para saber cómo amar mejor a tu cónyuge. “Con sabiduría se edifica una casa, y con prudencia se afianza; con conocimiento se llenan las cámaras de todo bien preciado y deseable” (Proverbios 24:3-4). Hay una profundidad de belleza y significado dentro de tu esposa o tu esposo, que te sorprenderá a medida que descubras más al respecto. Entra en el misterio con esperanza y entusiasmo. Desea conocer a esta persona aún mejor de lo que ya la conoces. Transfórmala en tu campo de estudio elegido, y llenarás tu hogar con las riquezas que solo el amor puede generar.
El desafío de Hoy:
Prepara una cena especial en tu casa, sólo para ustedes dos. La cena puede ser tan especial como quieras. Dedica este tiempo a conocer mejor a tu cónyuge, quizá en áreas de las cuales no han hablado casi nunca. Decide qué sea una noche agradable para los dos.
Escribe en tu libreta-diario:
¿Qué descubriste de tu cónyuge que no sabías? ¿Cómo podrías continuar en otra ocasión, de otras maneras, este proceso de descubrimiento? ¿Qué momentos hicieron que esta noche fuera memorable?
Adquiere sabiduría, y con todo lo que obtengas adquiere inteligencia. (Proverbios 4:7)
Puedes ver todos los desafíos diarios en la siguiente lista: toca el título que quieras leer.
El desafío del amor - 40 días
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El amor procura comprender - Día 18 de El Desafío del amor
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